Al igual que los ciudadanos suizos, los inmigrantes también están obligados al pago de impuestos. Se deben pagar tanto en el municipio y en el cantón donde se viva (los impuestos municipales y cantonales), como en la Confederación (los así llamados impuestos federales directos).
El sistema tributario está organizado de tal forma que la mayoría de las personas deben rellenar una declaración de impuestos anual. En dicha declaración se especifica cuánto se ganó durante el año anterior y a cuánto asciende su patrimonio. La declaración de impuestos se tramita en las oficinas locales de la Administración Tributaria. Estas calculan la cuantía de los impuestos que se deben pagar y emiten los cálculos de impuestos.
En Suiza existe además el impuesto deducido en la fuente. Este lo ingresa directamente el empleador de la persona sujeta a impuestos. Para ello, lo descuenta del salario y abona la cantidad a las autoridades tributarias. Esta medida concierne a los inmigrantes sin permiso de establecimiento C si no están casados con alguien que posea dicho permiso o que tenga la nacionalidad suiza. La cuantía del impuesto deducido en la fuente varía según el cantón del que se trate. Además, puede cambiar de manera anual.
Para evitar que los inmigrantes paguen el doble de impuestos (tanto en Suiza como en sus países de origen), Suiza cuenta con un convenio de doble imposición con más de 100 países. Estos acuerdos juegan también un papel importante en lo relacionado con la evasión fiscal.