Aunque, en lo referente a muchas áreas, la educación es la misma sin importar donde crezca un niño, esta también depende de circunstancias sociales y de valores culturales o religiosos. Los hijos de los inmigrantes deben arreglárselas en dos mundos al mismo tiempo: el de los padres y el de Suiza. El idioma, los valores y las reglas de convivencia son distintos, lo que puede generar una serie de conflictos: ¿Cuál de estos dos mundos es el que me corresponde? Los niños se pueden sentir divididos al respecto, pero deben aprender a orientarse en ambos. Es una tarea ardua en la que los padres y, por ejemplo, la escuela, pueden ayudar. Éstos deben ayudar a los niños a encontrar un equilibrio entre los valores de Suiza y los valores familiares. Para los padres esto significa aceptar las costumbres del país, pero, por ejemplo, para la escuela, esto también significa aprender a aceptar el mundo de los padres inmigrantes.